Dicen que recordar es vivir, y aquí, a pocas horas de la noche buena y de la blanca y feliz navidad que hoy es triste para mi, solo quiero recordarte, revivir en mi memoria paso a paso, la navidad más hermosa que he vivido, esa que me devolvió a la vida cuando ya sentía que me moría de a poquito, la navidad que te devolvió a mis brazos, nuestra primera navidad.
Ese mañana del 23 de Diciembre, no fuí a la clínica, estaba segura de que te recuperarías, a pesar de lo que decían los médicos mi corazón sentía que todo iba a estar bien y me quedé dándole los últimos detalles a tu habitación, ya hacían diez días que estabas interna en aquella clínica, metida en ese aparato que decían era como mi vientre, pero donde solo podía tocar tus manitas, te juro que ir cada día a estar a tu lado me partía el alma, verte tan chiquitita, tan desvalida, tan solita, cuando dentro de mi siempre estuviste tan cómoda, tan calientita, sintiendo mi amor por ti correr por mis venas; quizás por eso a pesar de nacer de seis meses y medio naciste tan grande, es que por ese dichoso cordón umbilical más que alimento lo que te llegaba era mi néctar de amor tan y tan inmenso, que era suficiente para alimentar a un ejercito.
Y todas las mañanas me prometía a mi misma y a tu papá que al verte no lloraría, los doctores decían que eso no era bueno para ti, pero que podía hacer mi nena, saliéndote mal, con ese aparato metido en tu boquita porque nisiquiera podías respirar, te juro que te habría dado mis pulmones si hubiese podido, habría respirado por las dos si fuera posible, y el martirio de saber que no asimilabas alimentos, y mis pechos inexpertos que nunca produjeron leche y no pudieron amamantarte.
Todas mis oraciones, todas mis noches sin dormir, tantas personas en cadena pidiendo por tu salud, por tu recuperación, obraron milagros y cuando sonó el celular juro que ya sabia de que se trataba. Oí la voz de la enfermera diciendo que ya podía ir a buscarte y no espere que terminara de hablar, salté de emoción, hasta me olvidé de mi cesárea recién hecha, no sabia ni que hacer, como reaccionar. Cuando llegamos a la clínica ya era tarde, te encontré llorando, al parecer tenias hambre, era la primera vez que te tomaría en mis brazos, y estabas tan chiquitita que casi me cabías en una mano, no sabia ni como ponerte la ropa, yo estaba temblando.
Esa noche al llegar a la casa, me desnudé contigo en la habitación y te coloqué en mi pecho, eras tan hermosa, y me sentía tan bendecida, tu padre nos miraba como tonto y te juro corazón que nunca en mi vida voy a olvidar ese instante, esa noche, en esa cama, en ese justo momento estaba todo lo que necesitaba en mi vida para ser feliz.
No nos dejaste dormir, y yo no lo necesitaba, bastaba para mi contemplarte dormida a mi lado para poder descansar. Ese día "noche buena" pasó muy rápido, el tiempo pasa de prisa cuando se esta con quien se ama. Tu padre y yo nos sentamos a la mesa, a compartir una cena muy simple, que él había improvisado, y yo con un vaso de leche y él con una copa de vino, brindamos por tu salud, y por devolver a nuestra vida a ese pedacito de luz, que una tarde jugando a hacer el amor, él y yo habíamos creado.
Esa navidad, la navidad más feliz de mi vida, no hubo música, no hubo fiesta, no hubo parranda, no hubo derroche, como en otras navidades, pero estuvo llena de amor, de esperanza, de fe, y del milagro de la vida que eres tú, para mí.
El amor es poderoso, el amor sana, el amor crea, el amor obra milagros, el amor eres tú, mi navidad más hermosa, mi maravillosa navidad. Te Amo Gia, mi machachita, mi hijita, mi amor eterno... Y te extraño mas que a nada en mi triste navidad.
Ese mañana del 23 de Diciembre, no fuí a la clínica, estaba segura de que te recuperarías, a pesar de lo que decían los médicos mi corazón sentía que todo iba a estar bien y me quedé dándole los últimos detalles a tu habitación, ya hacían diez días que estabas interna en aquella clínica, metida en ese aparato que decían era como mi vientre, pero donde solo podía tocar tus manitas, te juro que ir cada día a estar a tu lado me partía el alma, verte tan chiquitita, tan desvalida, tan solita, cuando dentro de mi siempre estuviste tan cómoda, tan calientita, sintiendo mi amor por ti correr por mis venas; quizás por eso a pesar de nacer de seis meses y medio naciste tan grande, es que por ese dichoso cordón umbilical más que alimento lo que te llegaba era mi néctar de amor tan y tan inmenso, que era suficiente para alimentar a un ejercito.
Y todas las mañanas me prometía a mi misma y a tu papá que al verte no lloraría, los doctores decían que eso no era bueno para ti, pero que podía hacer mi nena, saliéndote mal, con ese aparato metido en tu boquita porque nisiquiera podías respirar, te juro que te habría dado mis pulmones si hubiese podido, habría respirado por las dos si fuera posible, y el martirio de saber que no asimilabas alimentos, y mis pechos inexpertos que nunca produjeron leche y no pudieron amamantarte.
Todas mis oraciones, todas mis noches sin dormir, tantas personas en cadena pidiendo por tu salud, por tu recuperación, obraron milagros y cuando sonó el celular juro que ya sabia de que se trataba. Oí la voz de la enfermera diciendo que ya podía ir a buscarte y no espere que terminara de hablar, salté de emoción, hasta me olvidé de mi cesárea recién hecha, no sabia ni que hacer, como reaccionar. Cuando llegamos a la clínica ya era tarde, te encontré llorando, al parecer tenias hambre, era la primera vez que te tomaría en mis brazos, y estabas tan chiquitita que casi me cabías en una mano, no sabia ni como ponerte la ropa, yo estaba temblando.
Esa noche al llegar a la casa, me desnudé contigo en la habitación y te coloqué en mi pecho, eras tan hermosa, y me sentía tan bendecida, tu padre nos miraba como tonto y te juro corazón que nunca en mi vida voy a olvidar ese instante, esa noche, en esa cama, en ese justo momento estaba todo lo que necesitaba en mi vida para ser feliz.
No nos dejaste dormir, y yo no lo necesitaba, bastaba para mi contemplarte dormida a mi lado para poder descansar. Ese día "noche buena" pasó muy rápido, el tiempo pasa de prisa cuando se esta con quien se ama. Tu padre y yo nos sentamos a la mesa, a compartir una cena muy simple, que él había improvisado, y yo con un vaso de leche y él con una copa de vino, brindamos por tu salud, y por devolver a nuestra vida a ese pedacito de luz, que una tarde jugando a hacer el amor, él y yo habíamos creado.
Esa navidad, la navidad más feliz de mi vida, no hubo música, no hubo fiesta, no hubo parranda, no hubo derroche, como en otras navidades, pero estuvo llena de amor, de esperanza, de fe, y del milagro de la vida que eres tú, para mí.
El amor es poderoso, el amor sana, el amor crea, el amor obra milagros, el amor eres tú, mi navidad más hermosa, mi maravillosa navidad. Te Amo Gia, mi machachita, mi hijita, mi amor eterno... Y te extraño mas que a nada en mi triste navidad.
Tu madre,
Gypsy German